miércoles, 18 de abril de 2012

LA EMPRESA SOCIAL ¿ALTERNATIVA A LA CRISIS?






Gobiernos, instituciones, expertos en economía....ven este tipo de iniciativas como una salida a la crisis actual, conjugando el espíritu emprendedor con la conciencia social.

William Drayton, presidente de la Fundación  Ashoka, dio una vuelta de tuerca al concepto tradicional de intervención social introduciendo una variable empresarial. Para él, los emprendedores sociales son personas individuales que ofrecen soluciones innovadoras a alguno de los problemas sociales más acuciantes. Es decir, personas que persiguen un fin social pero que utilizan métodos asociados tradicionalmente al mundo de la empresa para lograr dicho objetivo. 

Actualmente, más de 40 millones de personas y entidades en todo el mundo pueden encuadrarse dentro de esta categoría, según los datos de B Corporation, la corporación que se encarga en Estados Unidos de certificar que un emprendedor social reúne todas las condiciones para serlo. Muchos de ellos se encuentran en Asia, especialmente en India y Bangladesh. Rashmi Bansal es una autora india que acaba de publicar Tengo un sueño, el tercero de sus libros dedicados a emprendedores sociales. En él, refleja 20 historias de personas ordinarias capaces de cambiar la realidad que les rodea con su fuerza de voluntad y su visión innovadora. Entre ellos está Bindeshwar Pathak, fundador de Sulabh International, una organización dedicada a defender la dignidad de aquellos encargados de la limpieza de los urinarios públicos en India. Pathak ha conseguido convertir su idea en una próspera empresa con 20 millones de dólares de beneficios anuales. “Lo más importante”- asegura Pathak- “es que el dinero pueda llegar a aquellos que más lo necesitan.

Lo más sorprendente es que, ¿quién iba a pensar que se podía crear un negocio a partir del mantenimiento de los urinarios?”, afirma. Y es que una de las fortalezas de los emprendedores sociales es la capacidad de crear un negocio con vocación social donde otro solo vería una idea descabellada. 

Pero la acción de los emprendedores sociales no se circunscribe a los países pobres o en desarrollo. Si hay un país en el que el carácter emprendedor forma parte de su ADN nacional, ese es Estados Unidos. Desde que el término se popularizara a mediados de los 90, se ha convertido en uno de los países occidentales, junto a Reino Unido, en los que han surgido más emprendedores sociales. Entre ellos tenemos a Alan Khazei, fundador de City Year, una organización que ofrece a jóvenes de entre 17 y 24 años la posibilidad de involucrarse en servicios a la comunidad o a Pamela Hartigan, manager de la Fundación Schwab, que persigue la promoción de emprendedores sociales como un elemento clave para avanzar en los problemas sociales. 

Precisamente la Fundación Schwab, creada por Klaus Martin Schwab, -que antes había fundado el Foro Económico Mundial-, es una de las organizaciones que más ha hecho por fomentar el emprendimiento social a nivel mundial. La Fundación elige cada año los proyectos más relevantes en distintos lugares del mundo. Una de las áreas más pujantes en cuanto a iniciativas de este tipo es América Latina, en la que cinco emprendedores sociales son elegidos por su capacidad “para mejorar la vida de personas en todo el mundo”, según se afirma desde la Fundación Schwab.

Iniciativas similares han proliferado en los últimos años en Europa, donde la figura del emprendedor social ha cobrado especial auge. En Irlanda, donde precisamente la crisis obligó a un rescate financiero, Social Entrepreneurs Ireland elige, desde 2005, a los jóvenes empresarios con visión social más prometedores, lo que ha permitido impulsar un total de 142 proyectos. Otro de los países pioneros en emprendimiento social, Reino Unido, acoge iniciativas como la de Village Capital London, que ha puesto en marcha recientemente un “vivero de ideas” con una dotación de 50.000 libras para los dos mejores proyectos presentados.